viernes, 30 de julio de 2010

Quienes menos estrés sufren son las personas que no son materialistas

El psicólogo y escritor Bernabé Tierno ha analizado esta semana, en los Cursos de Verano de la UC, las técnicas de autocontrol para afrontar el estrés desde una perspectiva distinta. Durante el curso que dirige en Laredo, 'Ansiedad y estrés: es posible evitarlos en tiempos de crisis', aseguró que los niveles de estrés han subido por la necesidad de tener de todo: «Las personas que sufren menos estrés son aquellas que se conforman con lo que tienen. Quizás la vida moderna nos ha llevado a querer tener más: casa, un buen coche o casa en la playa. De ahí que nos agobiemos tanto, que al final no tenemos paz ni sosiego, porque no podemos atender a tantos frentes».

Tierno hizo hincapié en que «hay que saber vivir bien y felices, pero con menos cosas». Por ejemplo, explicó, «las personas más felices son aquellas que no tienen siete pares de zapatos. Tienen uno bueno y los demás normales, con medias suelas».

El experto abordó la explicación del estrés tipo de Eje Tres, que afecta sobre todo a mujeres de 35 a 50 años. Un estrés que comienzan a padecer cuando se dan cuenta de que no pueden controlar todas las situaciones. «Por ejemplo, una mujer cuyo marido es abogado, tiene tres niños y le llaman de la guardería porque uno está enfermo. Ella es secretaría de dirección y está en una empresa donde le exigen que esté allí», expuso Tierno.

Según él, «esa mujer tiene casi todos los días un estado estresante porque se da cuenta de que no lo puede controlar todo». A estas situaciones se suelen añadir también los agobios económicos, los enfados de los jefes y demás situaciones conflictivas de la vida cotidiana.
El colaborador de Punto Radio Cantabria analizó el mecanismo cerebral que se activa en situaciones de estrés: «El sistema nervioso simpático es el activador para situaciones estresantes, lo cual es bueno para tener energía». Sin embargo, «si no se activa el parasimpático, que es el equilibrador y el que tranquiliza, hay personas que están siempre activadas, lo que resulta preocupante».

El psicólogo informó a los presentes que los expertos en estrés utilizan toda clase de técnicas para paliarlo, entre ellas las cognitivas, «que le dan a la persona la capacidad de tomar decisiones, de mandar en sí misma». Como ejemplo, Tierno se centró en el caso del jefe poco comprensivo y explicó que «hay que relativizarlo un poco todo». La musicoterapia, la danzaterapia o cualquier técnica de relajación ayuda a soportar situaciones tensas, aconsejó el experto.

Educación antiestrés

«Desde los centros educativos la gente debería aprender a manejar técnicas de estrés, ya que la misma situación que a una persona le desequilibra y le hace perder el control, a otra le hace sentir bien», comentó. Además, según Tierno, «dentro de las técnicas es muy importante manejar conflictos y enfados. Tú no puedes cambiar al jefe, pero puedes cambiar tu actitud», recordó.

De esta manera, incidió en que todo depende de la forma en que se afronte el problema: «Tienes que ofrecerle una solución, buscar alternativas para que la persona que te está causando el estrés encuentre también soluciones».

jueves, 29 de julio de 2010

La mujer es más sensible a los efectos adversos del estrés

Desde hace varias décadas se sabe que las mujeres sufren más depresión, ansiedad y estrés postraumático que los varones, pero hasta hace poco no se conocía la causa exacta de esta diferencia.

La neurocientífica Rita J Valentino y su equipo del Hospital Infantil de Filadelfia (Estados Unidos) han investigado en animales de laboratorio a qué se debe que el hombre y la mujer respondan de forma diferentes a estímulos estresantes. En el estudio utilizaron ratas de laboratorio a las que expusieron a una prueba de natación forzada y analizaron cómo se comportaba su cerebro. Estos investigadores observaron que había zonas del sistema nervioso que respondían de forma diferente en ratones hembras que en ratones macho. Sus conclusiones pueden ser extrapolables a los seres humanos.

Hormonas involucradas en el estrés

La hormona corticotropina o adrenocorticotropa (ACTH) es una hormona que participa en la respuesta al estrés, se podría decir que es el concertino del estrés. Esta hormona es producida en la hipófisis, viaja por el torrente circulatorio y a nivel de la glándula suprarrenal estimula la liberación de cortisol -la hormona del estrés-y andrógenos - hormonas sexuales masculinas-.

Cualquier situación que genere estrés para nuestro organismo (hambre, cansancio, dolor, temor, fiebre, emociones, peligro inminente…) la hipófisis aumenta la liberación de ACTH hacia la sangre lo cual provoca que haya grandes cantidades de cortisol en sangre.

Ahora bien, ¿de qué depende la secreción de ACTH? ¿Qué es lo que regula la producción de esta hormona? Para que la ACTH sea producida en la hipófisis se necesita, entre otros factores, que sobre esta glándula actúe una hormona llamada estímulo del factor hipotalámico estimulante de la corticotropina (CRF), una sustancia que es liberada a nivel del hipotálamo.

Cuanto mayor sea el número de receptores para la CRF que tenga la hipófisis o mayor sea la cantidad de CRF que se produzca en el hipotálamo mayor cantidad de ACTH se producirá y, por tanto, mayor cantidad de cortisol será liberado desde las glándulas suprarrenales. En definitiva, el CRF viene a ser el verdadero director de orquesta del estrés.

Las señales de estrés funcionan de forma diferente

En el estudio de la doctora Valentino se observó que las ratas hembras eran más sensibles a las Enlaceseñales emitidas por la corticotropina, lo cual provocaba que se liberara mayor cantidad de cortisol.

Por otra parte, los científicos descubrieron que los machos tendían a adaptar sus mecanismos cerebrales para enfrentarse a situaciones estresantes de una forma más eficiente. Para ello reducían el número de receptores CRF -respuesta adaptativa que recibe el nombre de internalización- de forma que aunque se liberase CRF en el hipotálamo su acción sobre la hipófisis fuera menor. Esta modificación hacía a los machos más resistentes a las situaciones de estrés, adaptación que no conseguían las ratas hembras.

Este estudio abre una ventana a trabajos farmacológicos, ya que se pueden estudiar las diferencias de género en el efecto de fármacos antagonistas del CRF a nivel molecular, como tratamiento de los trastornos psiquiátricos relacionados con el estrés.

En definitiva, las mujeres son más vulnerables al estrés y esto se debe a que son más sensibles a la acción de la corticotropina y, a diferencia del varón, a que no son capaces de adaptarse al estrés reduciendo el número de receptores de CRF.

Buscan combatir ansiedad en estudiantes

En el marco de las actividades de prevención y promoción que desarrolla el área de Salud Mental de la Secretaría de Asuntos Estudiantiles, el próximo lunes y el 9 de agosto se desarrollará el “Taller de reflexión sobre la ansiedad”.

La actividad, dirigida a estudiantes universitarios, se realizará de 10 a 11.30 en la sede del edificio de Administración Central de la Universidad, ubicada en Artigas 160.

Los talleres abordan la prevención y metabolización del malestar ligado a la ansiedad, así como la promoción del bienestar anímico a través del desarrollo de experiencias que tienden a conocer la función de la ansiedad en nuestra vida anímica, sus características generales y las modalidades patológicas de la misma; reflexionar en torno a los diferentes componentes que aparecen determinando la ansiedad; practicar en la vida cotidiana las medidas higiénico-dietéticas para disminuir la ansiedad; conocer modos de metabolización subjetiva de la ansiedad, por medio de la aplicación de modos de resolución de la tensión anímica y reflexionar respecto a la automedicación y/o intoxicación como formas de disminuir y evitar la ansiedad.
Los interesados podrán dirigirse de 10 a 11.30 al Aula de Usos Múltiples del edificio de la Sede Administración Central de la UNC, ubicado en Artigas 160. En cada uno de estos talleres se trabajará con un cupo máximo de 50 estudiantes.

La ansiedad en los niños

René inicia su día en otra nueva escuela. Antes de entrar, se detiene en la puerta, recuerda las mil y una preguntas que les hizo a sus papás la noche anterior (quién será su maestra, cuántos niños habrá, irá al recreo, etcétera).

Es normal, está inquieto por un cambio en su vida, pero si al pasar el tiempo sigue igual y se queja de dolor de cabeza o dolor abdominal significa que siente una angustia que no puede controlar.

De hecho, Tizbé Sauer Vera, una de las especialistas en paidopsiquiatra, de Servicios de Atención Psiquiátrica de la Secretaría de Salud, menciona que la ansiedad "es una respuesta normal del organismo para preservar la vida. Es decir, tu cuerpo se activa cuando está en peligro, pero si no hay algún factor que lo origine se habla de una enfermedad. Cuando esta ansiedad es muy frecuente o intensa, puede ocasionar una disfunción; entonces la persona puede padecer una patología.

Aunque en las enfermedades fisiológicas regularmente se sabe la causa (una bacteria o virus, por ejemplo), no es así cuando se trata de trastornos de ansiedad, pues son multifactoriales, es decir, no se conoce específicamente un factor. La ansiedad es una enfermedad porque las sustancias del cerebro conocidas como neurotransmisores (que nos ayudan a pensar, sentir y movernos) tienen un desequilibrio y causan distintos trastornos psiquiátricos. Uno de éstos es la ansiedad, la cual se presenta como una gama de enfermedades.

POR SEPARACIÓN, muy común en niños. Puede acompañarse de depresión, tristeza o miedo a que algún miembro de la familia se vaya o muera.

EL TRASTORNO POSTRAUMÁTICO. Se genera después de un evento en el que peligró su vida (asalto, secuestro, accidente, violación); produce angustia, insomnio e irritabilidad.

ESTRÉS AGUDO. Es similar al postraumático, excepto que comienza cuatro semanas después del acontecimiento traumático y sólo dura entre dos y hasta cuatro semanas.

OBSESIVO-COMPULSIVO. Los niños se ven atrapados en un patrón de pensamientos y comportamientos repetitivos, por ejemplo, lavarse una y otra vez sus manos para estar sin bacterias.

FOBIAS SOCIALES Y ESPECÍFICAS. Es un terror exagerado e irracional que aparece cuando el niño se enfrenta a objetos, animales o situaciones determinadas que ocasionan conductas de alejamiento y rechazo.

PÁNICO. Estos ataques son periodos de miedo intenso acompañados por fuertes latidos del corazón, sudoración, mareo, náuseas o sentimiento de muerte inminente.

CONDUCTA DESAFIANTE. Se caracteriza por comportamientos no cooperativos, negativos, irritables y fastidiosos dirigidos hacia los padres o a las figuras de autoridad.

DETECTANDO LA ANSIEDAD

"Los trastornos de ansiedad normalmente pasan inadvertidos", señala la Encuesta Nacional de Salud Mental en México, elaborada en abril de 2010. Los datos del estudio son contundentes: sólo uno de cada 10 pacientes con trastornos psicológicos acude a tratamiento. La ansiedad por separación (que se manifiesta en los primeros años de vida) y el trastorno de atención (seis años) son los dos padecimientos más tempranos.

La fobia específica (siete años), seguida por el trastorno oposicionista (ocho años), aparece después.

Las afectaciones pueden variar desde morderse las uñas o chuparse los dedos inconscientemente, hasta sufrir padecimientos físicos o aislarse y no disfrutar ni desarrollar sus capacidades, con las repercusiones que esto genera en la vida adulta.

Por eso, es importante poner atención en el comportamiento de los pequeños y, en caso de advertir algo que llame la atención, acudir con el especialista.

Por ejemplo, si tienes un trabajo demandante, es necesario saber que los niños de uno a tres años pueden sufrir una ansiedad cuando se separan de la mamá; supuestamente, a los tres años son capaces de separarse físicamente de ella, pero no antes de esa edad, que es cuando toman su ausencia literalmente. Es recomendable, dice la doctora Sauer, crear lazos. Mamá y papá pueden jugar con él media hora antes de irse al trabajo (dibujando o jugando con sus cubos) si no pueden por la tarde.

Si el niño es inscrito en la escuela o la guardería, es normal que llore los primeros días, pero no lo es si transcurre un mes y sigue haciéndolo. Entonces se habla de una ansiedad por separación, pues hay factores de tiempo e intensidad que deben considerarse. Suele ocurrir que la mamá transmite a su hijo la sensación de que la separación es peligrosa para él, por lo que el niño activa su ansiedad. Para atenderla, se necesita un tratamiento mutuo, madre-hijo. Si un niño es afectado por esta separación -no quiere jugar con sus compañeros, llora, muchas veces se come las uñas, grita, se enoja, trata de llamar la atención, no obedece-, padece una disfunción. Lo mismo sucede con las fobias.

Los niños pueden sentir miedos normales, de acuerdo con su desarrollo; los más pequeños experimentan miedo a la oscuridad, las fantasías, los fantasmas, pero normalmente se adaptan y los superan. Si esto no es así, debe ser llevado con el especialista.

miércoles, 28 de julio de 2010

Contra la ansiedad, amor de madre

Que un niño reciba más o menos cariño de su madre en las primeras etapas de la vida no sólo determina que sea un niño más feliz sino que sea un adulto más sano treinta años más tarde. La ciencia ha conseguido probar por primera vez lo que hasta ahora sólo se suponía: que el amor de madre es un escudo frente al fracaso escolar y social y las enfermedades. Sobre todo las mentales.

No hay que ser un lince para pensar esto. Pero una cosa bien distinta es encontrar evidencia científica de ello. Hasta ahora todos los estudios del amor maternal se basaban en lejanísimas memorias de la relación madre-hijo. Por primera vez esta ha podido ser testada en vivo y en directo.

¿Cómo? Pues gracias a la participación hace muchos años de 482 personas en un proyecto de colaboración prenatal en Rhode Island, Estados Unidos, cuyos datos han podido ser aprovechados e interpretados por un equipo de la Duke University en Carolina del Norte, dirigido por la investigadora Joanna Maselko. Los resultados se publican esta semana en la prestigiosa Revista de Epidemiología y Salud Comunitaria.

Madres e hijos de ocho meses interactuaron en los años 70 ante psicólogos que testaban en directo si la transmisión de afecto maternal era baja, normal, alta o incluso extravagante.
Se da el dato curioso de que algunos casos en que el psicólogo estimó que un niño había recibido un nivel de afecto bajo, el niño en cuestión, interrogado al llegar a adulto, aseguraba haberlo recibido no alto pero sí normal. Esto puede deberse a varios factores, por ejemplo al hecho de que ninguna madre verdaderamente abusiva aceptara participar en un experimento así.

En declaraciones a ABC, Joanna Maselko admite que este factor limita la lectura literal del estudio pero no su alcance, ya que existe bien poca duda de que los niños criados en hogares fuertemente disfuncionales tienen todas las posibilidades de acabar siendo adultos disfuncionales. De lo que se trataba aquí era de precisar la delicada pauta por la que un déficit de amor en la infancia se transforma en un futuro déficit cuantificable, es decir, previsible y tratable de salud pública.

Por ejemplo: la resistencia a la ansiedad puede llegar a variar hasta 7 puntos entre los niveles de afecto más altos y más bajos. Las variaciones en la tendencia a la hostilidad pueden ser de 3 puntos y en la propensión al malestar general (timidez, retraimiento, falta de autoestima y de competencia social) el desnivel habitual ronda los 5 puntos.

Joanna Maselko insiste en que estos estudios pretenden abrir caminos, no cerrar puertas a nadie. Un niño que no haya recibido suficiente afecto en los primeros meses queda indudablemente marcado; pero nadie ha dicho que eso ya tenga que ser para siempre. No hay nada en este estudio que permita afirmar que el daño causado no pueda tener remedio más adelante, concluye, enfática.

También enfatiza que a título personal ella no tiene ninguna duda de que si en lugar de con madres este estudio se hubiera hecho con padres, o mezclando progenitores y cuidadores de los dos sexos, el resultado seguramente será el mismo. Si sólo se ha hecho con madres es porque se depende de datos recabados hace treinta años, cuando a nadie se le ocurrió investigar el amor padre-hijo. Todo llegará.