jueves, 29 de julio de 2010

La ansiedad en los niños

René inicia su día en otra nueva escuela. Antes de entrar, se detiene en la puerta, recuerda las mil y una preguntas que les hizo a sus papás la noche anterior (quién será su maestra, cuántos niños habrá, irá al recreo, etcétera).

Es normal, está inquieto por un cambio en su vida, pero si al pasar el tiempo sigue igual y se queja de dolor de cabeza o dolor abdominal significa que siente una angustia que no puede controlar.

De hecho, Tizbé Sauer Vera, una de las especialistas en paidopsiquiatra, de Servicios de Atención Psiquiátrica de la Secretaría de Salud, menciona que la ansiedad "es una respuesta normal del organismo para preservar la vida. Es decir, tu cuerpo se activa cuando está en peligro, pero si no hay algún factor que lo origine se habla de una enfermedad. Cuando esta ansiedad es muy frecuente o intensa, puede ocasionar una disfunción; entonces la persona puede padecer una patología.

Aunque en las enfermedades fisiológicas regularmente se sabe la causa (una bacteria o virus, por ejemplo), no es así cuando se trata de trastornos de ansiedad, pues son multifactoriales, es decir, no se conoce específicamente un factor. La ansiedad es una enfermedad porque las sustancias del cerebro conocidas como neurotransmisores (que nos ayudan a pensar, sentir y movernos) tienen un desequilibrio y causan distintos trastornos psiquiátricos. Uno de éstos es la ansiedad, la cual se presenta como una gama de enfermedades.

POR SEPARACIÓN, muy común en niños. Puede acompañarse de depresión, tristeza o miedo a que algún miembro de la familia se vaya o muera.

EL TRASTORNO POSTRAUMÁTICO. Se genera después de un evento en el que peligró su vida (asalto, secuestro, accidente, violación); produce angustia, insomnio e irritabilidad.

ESTRÉS AGUDO. Es similar al postraumático, excepto que comienza cuatro semanas después del acontecimiento traumático y sólo dura entre dos y hasta cuatro semanas.

OBSESIVO-COMPULSIVO. Los niños se ven atrapados en un patrón de pensamientos y comportamientos repetitivos, por ejemplo, lavarse una y otra vez sus manos para estar sin bacterias.

FOBIAS SOCIALES Y ESPECÍFICAS. Es un terror exagerado e irracional que aparece cuando el niño se enfrenta a objetos, animales o situaciones determinadas que ocasionan conductas de alejamiento y rechazo.

PÁNICO. Estos ataques son periodos de miedo intenso acompañados por fuertes latidos del corazón, sudoración, mareo, náuseas o sentimiento de muerte inminente.

CONDUCTA DESAFIANTE. Se caracteriza por comportamientos no cooperativos, negativos, irritables y fastidiosos dirigidos hacia los padres o a las figuras de autoridad.

DETECTANDO LA ANSIEDAD

"Los trastornos de ansiedad normalmente pasan inadvertidos", señala la Encuesta Nacional de Salud Mental en México, elaborada en abril de 2010. Los datos del estudio son contundentes: sólo uno de cada 10 pacientes con trastornos psicológicos acude a tratamiento. La ansiedad por separación (que se manifiesta en los primeros años de vida) y el trastorno de atención (seis años) son los dos padecimientos más tempranos.

La fobia específica (siete años), seguida por el trastorno oposicionista (ocho años), aparece después.

Las afectaciones pueden variar desde morderse las uñas o chuparse los dedos inconscientemente, hasta sufrir padecimientos físicos o aislarse y no disfrutar ni desarrollar sus capacidades, con las repercusiones que esto genera en la vida adulta.

Por eso, es importante poner atención en el comportamiento de los pequeños y, en caso de advertir algo que llame la atención, acudir con el especialista.

Por ejemplo, si tienes un trabajo demandante, es necesario saber que los niños de uno a tres años pueden sufrir una ansiedad cuando se separan de la mamá; supuestamente, a los tres años son capaces de separarse físicamente de ella, pero no antes de esa edad, que es cuando toman su ausencia literalmente. Es recomendable, dice la doctora Sauer, crear lazos. Mamá y papá pueden jugar con él media hora antes de irse al trabajo (dibujando o jugando con sus cubos) si no pueden por la tarde.

Si el niño es inscrito en la escuela o la guardería, es normal que llore los primeros días, pero no lo es si transcurre un mes y sigue haciéndolo. Entonces se habla de una ansiedad por separación, pues hay factores de tiempo e intensidad que deben considerarse. Suele ocurrir que la mamá transmite a su hijo la sensación de que la separación es peligrosa para él, por lo que el niño activa su ansiedad. Para atenderla, se necesita un tratamiento mutuo, madre-hijo. Si un niño es afectado por esta separación -no quiere jugar con sus compañeros, llora, muchas veces se come las uñas, grita, se enoja, trata de llamar la atención, no obedece-, padece una disfunción. Lo mismo sucede con las fobias.

Los niños pueden sentir miedos normales, de acuerdo con su desarrollo; los más pequeños experimentan miedo a la oscuridad, las fantasías, los fantasmas, pero normalmente se adaptan y los superan. Si esto no es así, debe ser llevado con el especialista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario